SAN PEDRO DE MACORIS:- La mujer dominicana, de manera individual y en colectivos sociales, siempre ha participado en procesos que, al cabo del tiempo, suman y aportan al desarrollo del país, en todos sus aspectos.
De manera temprana tenemos el ejemplo patriótico de un conjunto de mujeres que aportaron a la causa de la independencia nacional, junto a Juan Pablo Duarte y los primeros trinitarios.
Dándole al país la primera bandera que se izó en la Puerta del Conde.
La historia nos muestra a la maestra Salomé Ureña, que junto a los educadores Eugenio María de Hostos, Francisco Henríquez y Carvajal y otros maestros promovieron la más sólida revolución educativa, con la creación del Instituto de Señoritas, a través del cual la mujer dominicana dio un paso firme hacia su profesionalización.
La conmemoración de la presente efemérides, que consagra el Día Internacional de la Mujer, sirve para ver en el pasado todas las fortalezas, pero no para quedarnos en lo que se hizo, sino para ver todo lo que nos falta construir como sociedad para mejorar y consolidar las conquistas que permitan a las mujeres ensanchar su horizonte en procura de mayor formación profesional e intelectual; y que haga conciencia que tal ascenso incidirá en una mayor determinación económica y mejores estrategias para la conquista de derechos y oportunidades.
El día también es propicio no para derribar fronteras. Las fronteras y las discriminaciones frenan el desarrollo del país, de los espacios laborales, de la participación y el crecimiento humano.
El crecimiento de una nación depende del crecimiento individual y colectivo de sus ciudadanos; y la mujer, en este proceso, incide de manera esencial.
Mujer
Todos somos conscientes que no basta un día para celebrar los aportes de la mujer al mundo, pero celebrarlo es una demostración de que se valora innegablemente el papel que está llamada a desempeñar en la sociedad.
Que no debe haber distinciones entre hombres y mujeres es innegable. Que todavía las hay, también. Pero ningún otro aspecto de la vida humana ha avanzado tan rápida y firmemente como el reconocimiento de los derechos de la mujer.
La nueva generación de mujeres que puebla las escuelas y universidades, y cuya presencia en todos los ámbitos de la vida nacional, desde altas ejecutivas empresariales, hasta innovadoras en pequeñas empresas, se está encargando de dar sentido pleno a la igualdad de la mujer en todos los órdenes.
No se trata de reconocer los derechos de la mujer. Ese es un derecho inherente a su condición. De lo que se trata es de romper con los prejuicios y con siglos de marginalidad y opresión para que resplandezca la dignidad de ese ser sublime que es la mujer. Felicidades.
Un millón de felicitaciones para la Licda. Walkiria A. de la Cruz, Dra. Maritza de los Santos, Licda. Celia Colon, y Ana Carolina Colon, todas ejemplo a seguir para una sociedad prospera y fructífera en nuestro país.
publicado por Abel Quezada
Editor: Eleazar Alvarez
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